Hace días que quiero hablaros de este concepto, pues muchas veces en la primera visita me decís “sobre todo que quede natural” desde luego yo soy una defensora a ultranza de la naturalidad en los tratamientos, pero lo importante para mí es entender también cuál es el concepto de naturalidad que tiene mi paciente, pues por desgracia cada vez vemos caras más hinchadas, labios más antinaturales en forma y movimiento, mandíbulas excesivamente cuadradas o pómulos exagerados o demasiado grandes para la edad o constitución de la persona, todo esto hace que nuestros ojos y nuestro cerebro se vayan acostumbrando a esta estética, que yo llamo un poco “alienígena” y el concepto de naturalidad que yo tengo no sea el de mi paciente, un tratamiento “natural” debe pasar desapercibido, debemos mejorar, pero sin desfigurar a la persona que tratamos, sin alterar su anatomía y sin modificar sus rasgos.
También los cambios que produzcamos deben respetar siempre la armonía y las características anatómicas del rostro, por eso es importante en la primera visita ponernos de acuerdo en nuestro concepto de naturalidad, que pasa muchas veces por aceptar la edad y no buscar resultados imposibles de conseguir.