Para muchos de nosotros, el verano es la mejor época del año. Los días se alargan, las temperaturas ascienden y, por regla general, todo ello equivale a unos merecidos días de vacaciones, que suelen traducirse en viajes al extranjero, escapadas a zonas de playa y montaña y buenos momentos para el recuerdo. La emoción por la llegada de estas fechas, no obstante, no debe hacernos olvidar que existen elementos sanitarios que podemos necesitar durante los días de relax.
Podemos recopilar todos ellos en un botiquín o kit de primeros auxilios, un pequeño maletín fácil de transportar que variará según qué destino hayamos escogido, nuestro estado de salud y las condiciones sanitarias que vayamos a encontrar.
Ante todo, evaluaremos el destino: si este es similar a nuestro lugar de residencia, nos centraremos en escoger un paquete básico: desinfectante para la piel, analgésicos y antipiréticos, vendas, gasas y esparadrapo, repelente de insectos, tratamientos postpicaduras a base de corticoides, medicamentos para el mareo, protectores gástricos, tratamientos contra la diarrea y el estreñimiento, tijeras y pinzas finas, suero y protector solar.
Este conjunto de objetos, que ocupará un pequeño espacio entre nuestros enseres, nos permitirá aliviar y tratar molestias de carácter leve y moderado que pueden empañar nuestro viaje. Puesto que, si bien es obvio que el gran número de farmacias y centros de salud facilitan la resolución de muchos de estos problemas, un kit básico siempre puede prevenir molestias y apuros.
Así, el uso de protectores solares y tratamientos intensivos de hidratación facial son esenciales para proteger nuestra piel de los rayos de sol, tanto en una playa mediterránea como en zonas nórdicas de gran luminosidad. De igual modo, no olvidaremos proteger rostro y piel con cremas y productos específicos, lo cual podemos combinar con técnicas de rejuvenecimiento y biorrevitalización facial a nuestro retorno.
Ante todo, viajemos con precaución y bien informados. Especialmente, si nos trasladamos a países exóticos, donde las enfermedades tropicales pueden requerir de una vacuna o una medicación específica; en estos casos, podemos decidir agregar al botiquín agujas estériles, pastillas potabilizadoras del agua y antibióticos cuando sea menester.
Por último, si ya tenemos el botiquín preparado con anterioridad, revisaremos las fechas de caducidad de todos los productos y, de ser necesario, los sustituiremos. Esperamos que todos estos consejos os sean de utilidad pues, como suele decirse, más vale prevenir que curar.