El otoño siempre es el comienzo de algo nuevo. Con el principio del curso escolar pasamos a organizarnos de manera diferente y vemos ya un poco lejos el verano, este verano que ha sido atípico en todos los sentidos. Ya os he comentado en otras ocasiones que la vuelta del verano es para mí como el principio de año, un tiempo de nuevos planes y proyectos, pero no sé porqué este año voy un poco retrasada, quizá porque el día a día de nuestra consulta no es el normal, con todas las precauciones y protocolos anti COVID, que nos llevan tiempo y concentración.
Aun así, estamos organizando ya nuevos cursos y congresos, aunque de manera virtual, se agradecen los proyectos de formación. También nuevos tratamientos, que poco a poco os iré explicando.
El comienzo de “algo” nuevo
Durante estos días he tenido varias conversaciones con mis pacientes que me han hecho reflexionar y quiero compartirlas con vosotros. Por ejemplo una paciente de “toda la vida”, a la cual aprecio mucho, me regaló varias reflexiones sobre la vida que agradezco infinito. Su vida ha sido, y es, súper interesante. Ella me dijo qué hemos de aprovechar todo lo que tenemos y no guardar nada para una ocasión especial, estar vivo es esa ocasión especial.
Parece obvio y no lo es tanto, pues ¿cuántas cosas guardamos para una ocasión especial? Y yo me he prometido a mi misma, que tal como ella me ha aconsejado, usaría lo que tengo y lo disfrutaría compartiéndolo también con los demás. Aprecio muchísimo su consejo y su confianza en mí durante tantos años, hace que me sienta orgullosa de mi trabajo y también me ha hecho sentir muy apreciada.
Otra vivencia muy importante de este mes de septiembre ha sido conocer a una nueva paciente luchando con un cáncer desde hace tiempo a la que he intentado ayudar en lo que he podido y creo que algo he conseguido. El optimismo, alegría de vivir y generosidad han reafirmado mi fe en la humanidad en un momento en que el estado general es triste. Ella es todo un ejemplo a seguir.
Este tiempo de incertidumbre pasará
Siempre aprendo de mis queridas pacientes, y doy gracias infinitas del amor que siento por mi trabajo, y del privilegio que esto representa.
Me siento afortunada también por tratar con personas de gran valor humano, y en estas circunstancias, creo que he sido todavía más consciente de lo que ya era, y quisiera transmitir a todas ellas este agradecimiento y sobre todo un mensaje de ánimo: este tiempo de incertidumbre pasará y saldremos mejorados, pues hay muchas circunstancias que nos hacen reflexionar y nos hacen ser mejores.
Mientras tanto mucha precaución y a seguir cuidándonos, para envejecer lo mejor posible y lo más tarde posible. Nunca dejes de cuidarte, porque es importante que nos sintamos bien para poder cuidar a los demás.