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“Perder años con los años”, por Sílvia Cóppulo

Tengo el orgullo de compartir, en este post, unas palabras entrañables dirigidas a mí como profesional por la reconocida periodista Sílvia Cóppulo, a quien conocí hace más de 15 años a raíz de una entrevista que me hizo en Tv3. Su pasión por su trabajo (al igual que yo siento por el mío) nos acercó, y hoy día, puedo decir que somos grandes amigas. Espero que os emocionen sus palabras y su excelente forma de escribir.

Perder años con los años, por Sílvia Cóppulo

Cuando descubro que alguien me mira, casi sin disimulo, intentando adivinar qué edad tengo, sonrío feliz. Estoy segura de que se van a equivocar. A la baja, por supuesto. Y que de entrada me quitarán unos diez o quince años. ¿Por qué? Porque cuando llegué a los cuarenta lo tuve claro. Había entrevistado varias veces a la Dra. Cristina Villanueva en mis programas de televisión y de radio. Y ya entonces me sorprendió muy favorablemente su gusto por la naturalidad, su experiencia y el deseo de seguir aprendiendo y renovándose siempre. 

Su toque artístico, aunado a un gran conocimiento de anatomía, consigue los mejores resultados con seguridad. Se trataba entonces, a los cuarenta, de lidiar con pequeñas arrugas de expresión alrededor de los ojos, en el entrecejo y en la frente, buscando relajar la expresión y prevenir el envejecimiento. Veinte años después, puedo afirmar que lo hemos conseguido. La combinación de tratamientos, siempre personalizados, logra sacar de ti tu mejor expresión, la relajada. En manos de la Dra. Villanueva, apareces con una tez saludable y una piel bonita, como si siempre estuviéramos de vacaciones. 

Hay otro aspecto que me gustaría comentar hoy. Como sabéis, soy experta en comunicación. En mis cursos y conferencias sobre cómo comunicar con empatía y eficacia a profesionales de ámbitos muy distintos -del ejercicio de la política, del empresariado o a médicos de especialidades distintas-, me gusta hacer hincapié en la importancia de la expresión no verbal. Lo más importante que llega a los demás no son nuestras palabras -que corresponderían a un 7% de un acto comunicativo- al lado de un 38% de comunicación paralingüística -o sea el tono, el ritmo, las pausas y los silencios- y muy por debajo de ese 55%, que está constituido por la expresión de nuestro cuerpo y especialmente de nuestra expresión facial. El lenguaje corporal, es decir, las miradas, los gestos y los movimientos son lo más importante que comunicamos, según la regla del psicólogo Albert Merhabian. 

Y aún hay un tercer aspecto que me parece sorprendente y maravilloso. Se basa en el llamado feed-back facial. 

Hace 150 años, ya Charles Darwin descubrió que muchos animales, incluso pájaros, movían ciertos músculos en función de su estado de ánimo. En situaciones de tristeza, los músculos de la aflicción se contraían. Lo verdaderamente sorprendente es que, si bien cuando nos sentimos contentos, nuestra expresión facial es de alegría, y cuando estamos preocupados, nuestra cara aparece contraída, si relajamos nuestra musculatura con bótox, nuestros músculos le dicen al cerebro que andamos mejor. Y entonces respiramos con más tranquilidad y nos sentimos mucho más relajados y felices. O sea, que la cara es el espejo del alma y VICEVERSA. 

En síntesis, no se trata únicamente de que cuando salimos de la consulta de la Dra. Villanueva nos vemos mejor y eso nos hace sentir de mejor humor, es que nuestra mente lo sabe bien. La consecuencia…. Perder años con los años. Ya me diréis.

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